Después de años de proclamar la muerte del autor, el yo que habla vuelve a ser importante. El “giro subjetivo” lo llama Beatriz Sarlo en su último libro. ¿Importa quién habla?, se preguntaban en forma despectiva los estructuralistas de los 60. Hoy la respuesta cambia y el sujeto se posiciona en el centro de la escena. Tal vez haya sido una necesidad de los tiempos actuales de retomar la propia identidad ante tanta impersonalidad ¿el borramiento del sujeto se habrá vuelto una muestra más de esta sociedad inhumana? ¿Habrá llegado el momento de retomar la vía de las emociones ante tanta lógica fría que al final no supo responder las preguntas esenciales? El siglo XXI comienza a escribirse en primera persona.
28.3.06
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