Desde que comenzó su carrera, Madonna siempre estuvo en contra de algo. Por lo general su revolución pasaba por una provocación sexual, un modo de pararse ante el mundo contrario a lo establecido. Su dosis de mujer fatal a la que nada le importa se volvió una atracción que escandalizaba, pero que a la vez vendía millones de discos. Cerca de los movimientos homosexuales, quebró todo lo considerado correcto por la seudo moral pacata norteamericana. Madonna no se dedicó sólo a hacer canciones, sino que siempre tuvo algo más que decir con sus canciones. En Like a Virgin comenzó a recorrer el camino del estrellato con su irónica inocencia, que terminó de explotar en True Blue, el álbum que la convirtió en Madonna para siempre. ¿Dónde se había visto antes que una estrella pop hable del aborto en su canción más exitosa? En Like a Prayer se preocupó por crear un disco profundo, cuando todos esperaban que se frivolice. Con Ray of Light y Music se metió de lleno en la música electrónica, sin necesidad de copiar a nadie y manteniendo su estilo. Y creo que ahí terminó, al menos por ahora, la Madonna que se oponía al sistema, además que ponerse a bailar. En American Life amagó con representar a la porción de Estados Unidos que rechaza a Bush y su fraudulenta invasión a Irak, pero se arrepintió.
El nuevo disco Confessions on a Dance Floor, junta canciones pegadizas entre el pop y la música electrónica. El álbum cumple su cometido, y está bueno... pero tratándose de Madonna es muy poco.
24.1.06
La diva del pop
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