25.6.11

26 de junio de 2002

Ese día estaba en una clase de literatura brasileña dictada por Gonzalo Aguilar. Los chicos del centro de estudiantes de filo pasaban cada media hora, interrumpían para contarnos lo que estaba pasando, querían que reaccionemos, que nos vayamos con ellos a parar el caos que se desbarrancaba. Nada hacía suponer que iban a decir algo importante hasta que se escuchó desde el fondo del aula “mataron a dos”. Mataron a dos y se abrió el silencio, mataron a dos y las miradas se interpusieron, las lapiceras dejaron de escribir “sólo la antropofagia nos une”.
Se fueron, pero era imposible volver a “contra todos los importadores de conciencia enlatada, la existencia palpable de la vida”. O no, o se había hecho presente, ahí estaba enmarcada en medio de la ficticia salida de la crisis la existencia de la muerte, sangrando entre nosotros.
La clase intentó alargarse unos minutos, pero ya nadie quería decir nada. Nos fuimos, salimos, nos empezamos a enterar, a desamar los fantasmas, a escuchar las mentiras que se repetían como las imágenes que se empezaban a unir para entender.
Ellos se volvieron un símbolo, un símbolo más por si hacía falta, por si no alcanzaban tantos hombres, tantos nombres invisibles que se volvieron legibles en la gramática de la represión.

A 9 años del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, este 26 de junio vuelven a cortar el Puente Pueyrredón para recordarlos y pedir justicia.

21.6.11

Teatro en la ciudad

Una de las cosas que más me gusta de Buenos Aires es su gran oferta teatral. No hace falta buscar mucho en la cartelera para encontrar algo movilizante para ver. Las obras se levantan, vuelven, se terminan abruptamente o duran meses y meses, pero siempre hay algo que nos haga tener ganas de salir y ver lo que pasa ahí afuera.
Estas son algunas de las obras que vi últimamente, que todavía están en cartel, y que recomiendo porque verlas nos hace sentir que el mundo es un poco menos despreciable.

Ala de Criados

¿Qué decir que no se haya dicho de Mauricio Kartun? Uno de los más grandes autores teatrales de la escena actual. Ala de Criados vuelve a estar en cartel, hagan cualquier cosa para no perdérsela porque es simplemente perfecta. La historia se sitúa en Mar del Plata en 1919 durante la semana trágica y cuenta la historia de algunos personajes de esa clase alta que se cierra en sí misma mientras el mundo exterior explota. Sutileza, ironía, agudeza y una metáfora para la realidad tan difícil de encontrar porque
“La metáfora es cosa de putos”.

En el Teatro del Pueblo.


Mi vida después

Teatro documental dirigido por Lola Arias y protagonizado, entre otros, por Carla Crespo, una actriz repleta de talento, que todavía no recibió el reconocimiento que se merece. La obra transita las vidas reales de los padres de los actores relacionadas todas con la dictadura. El arte y la vida se cruzan más que nunca para conmover y llevar un poco de reflexión a momentos todavía tan oscuros. Hay una intención de quebrar con todo lo que se hizo antes que se logra de principio a fin. Amé Mi Vida después.

“Cuando yo cumplí 27 pensé ahora ya soy más vieja que mi papá”.

En La Carpintería.

Todo

Rafael Spregelburd otro referente del teatro actual. Todo es ideología, reflexión sobre la identidad, humanismo que da cuenta de la imposibilidad de relacionarse con el otro de algún modo real. Tres pequeñas obras unidas por los elementos narrativos.

"¿Por qué todo arte deviene negocio?"

En la sala Beckett
Las Islas

Las Islas se detiene en el planteo sobre cómo contar el horror, cómo el arte es capaz de transformar la crueldad de la historia en algo verosímil, cómo convertir el dolor más devastador en una pieza teatral con valores estéticos. Plantea también los diferentes modos de entrar a lo que fue la guerra de Malvinas, lo que dejó en una sociedad indiferente, lo que marcó en los cientos de jóvenes que fueron a pelear sin saber por qué, lo que influyó en la política posterior que se encargó de ocultar y barrer las huellas de una batalla vergonzosa.

En el Teatro Alvear


Rosa Brillando

Vanesa Maja interpreta a Marosa di Giorgio, los versos de la poeta uruguaya se manifiestan en una puesta en escena que cruza teatro, música, juegos audiovisuales, plástica para crear una conjunción de climas y apuestas sensoriales. La obra vuelve en julio a Querida Elena, una casona antigua de La Boca que es una obra de arte por sí misma.

“Afuera ruge el bosque, adentro todo se volverá más oscuro y más radiante”