22.8.10

Contra la violencia de género

Marianela murió golpeada y asfixiada, Fátima tiene el 80% del cuerpo quemado. En ambos casos las sospechas apuntan a sus ex novios, que están acusados de haber golpeado y maltratado a sus parejas. Nadie se indignó por ellas, no hubo campañas multitudinarias en facebook, ni masivos comentarios en twitter, la vida siguió como si nada, mientras cientos de historias similares se multiplican y permanecen silenciadas.
La falta de conciencia social sobre este tema es triste y alarmante, pero comprensible porque se trata de un eslabón más para permitir que la muerte y el maltrato sigan siendo parte de la vida cotidiana de tantas mujeres. Muchos medios masivos no hablan de violencia de género, sino de crimen pasional. Confundir, voluntariamente o no, violencia con pasión es por lo menos cómplice de una situación que no va a modificarse hasta que no haya políticas públicas efectivas que apunten a impulsar la igualdad y terminar con el machismo. La raíz de la violencia de género no está en la locura individual, sino en una sociedad patriarcal que acepta una diferencia que en realidad no existe y se vuelve criminal.

“Nuestra cultura es machista, dice que el hombre es libre y fuerte, que tiene que ser exitoso y poseer. La mujer cae en esa volteada y pasa a pertenecerle, a ser parte de su cúmulo de objetos. Y el terrorismo sexual es un delito que la gente considera de índole privada, por eso cuando a Lucila Yaconis la estaban violando, el asesino le dijo a alguien que pidió explicaciones por los gritos ‘es mi novia’ y nadie hizo nada”, dice Raquel Disenfeld, coordinadora de la organización Mujeres Libres y ex coordinadora de los talleres de noviazgos violentos de Mujeres al Oeste, en una nota de Las 12, con un análisis impecable sobre la violencia machista.

19.8.10

La mirada invisible

Sin vacilación, sin apartar los ojos, sin mostrar la sensibilidad agazapada, María Teresa quiere imponer su mirada invisible, pero se olvida que detrás de ella, alguien más está mirándolo todo. La nueva película de Diego Lerman, el director de la recordada Tan de Repente y de Mientras Tanto, basada en la novela Ciencias Morales de Martín Kohan, teje un juego de símbolos para dar cuenta de la dualidad entre una forma de ser represora y reprimida que oprime a la única protagonista, una preceptora del Colegio Nacional Buenos Aires durante los días previos a la guerra de Malvinas.

Nota completa en Nuestros Actores

18.8.10

Vincere

Vincere es esa clase de película que al referirse a un momento determinado de la historia y a un personaje en particular habla del sentido mismo de la vida y de la humanidad toda. El film de Marco Belocchio atraviesa momentos de reflexión, de ternura, de violencia, de profundo amor al relatar la vida de una mujer que entregó su vida a un hombre que la traicionó, como traicionó a su historia, a su pueblo y a sus más profundos ideales. Vincere es un melodrama, porque se detiene en las emociones pero nunca pasa el límite de lo sensiblero, es un film universal que va de lo particular a lo absoluto. Y es un film impregnado de extrema belleza, de imágenes mudas que dicen mucho más que discursos enteros, como esa escena en la que Ida Dalser se trepa a la reja del manicomio donde la encerraron y desparrama sus cartas en un acto de desesperación, mientras afuera la nieve cae, la vida pasa y la injusticia teje sus redes de locura y dolor.
Vincere es la historia terrible de la amante de Benito Mussolini, silenciada durante años y salida a luz recién hace poco tiempo. Su historia es una metáfora descarnada de la relación de represión y poder del Duce con aquella Italia.
Vincere también es la maravillosa película que es gracias a la actriz de El último beso, Giovanna Mezzogiorno, que entrega una interpretación sólida e intensa.
Es esa clase de película que habla del amor y de la política como expresiones inseparables, porque tal vez por más lejanas que parezcan, son imposibles de disociar.
Como dato a rescatar, Vincere vendió en su primer fin de semana 16.178 localidades en apenas 12 salas.

1.8.10

Darle vida a los objetos

Los objetos, las casas y los muebles antiguos despiertan cierto tipo de fascinación. Además de su belleza estética, que sobresale porque viene a quebrar el paradigma de lo habitual, lo antiguo mantiene un aire de vitalidad contenida, como si las historias de las personas que utilizaron esos objetos antiguos, que habitaron las casas o dispusieron de los muebles, sobrevivieran a través de ellos. Son como una carrera contra el tiempo, porque dan cuenta de una época que ya no existe. Tienen algo mágico, un hechizo magnético ineludible.
Hay algo de humanidad imaginaria en los objetos antiguos, algo como lo que materializó en sus cuentos el gran escritor uruguayo Felisberto Hernández. Tal vez él como nadie le dio vida a los objetos.

Al mejor estilo Alma Singer, el blog de la querida, y ahora ex compañera de trabajo, Vero Mariani, este post es para hablar de dos amigas que se dedican a encontrar, recuperar y modernizar muebles antiguos. Muebles que mantienen el encanto, pero que el tiempo deterioró. Hay algo de simbólico y épico en querer mantener lo antiguo dándole aires de modernidad.

Viejos son los trapos, es el nombre del emprendimiento de Carolina y Victoria, que hacen cosas como esta silla que, como en los cuentos de Felisberto, tiene vida propia.

De una banqueta como esta


Hacen esto


Y de estas sillas

Logran esto



También tienen mesas de luz, repisas, percheros y todo tipo de muebles. Venden y reciben muebles para reciclar.

El blog de Viejos son los trapos: http://www.viejossonlostraposdeco.blogspot.com/
Y el mail: viejossonlostraposdeco@gmail.com