La noche, la nada, el miedo, el horror, se unen en un sólo símbolo. Las escaleras que bajan directo al infierno, las puertas que se abren a lo desconocido, las ventanas que retratan la esperanza, las imágenes y la oscuridad. La casa y la sombra son las protagonistas de Crónica de una fuga, la nueva película de Adrián Caetano, que cuenta la historia de un grupo de presos durante la dictadura en un centro clandestino de detención. La tortura está presente pero no se muestra, la sutileza marca el rumbo en una casa llena de ruidos macabros y silencios hirientes. El escape de ese espacio lúgubre devuelve la luz a la vida de los personajes.
El director de Un oso rojo eligió jugar con símbolos para mostrar el horror, porque el horror contado en toda su dimensión resulta inverosímil, la verdad es tan terrible que no parece real.
Para contar el horror de lo real y para mantenerlo en la memoria hay que recurrir al artificio, como decía Jorge Semprún en ese maravilloso libro que es La escritura y la vida, sobre su experiencia en los campos de exterminio nazi.
4.5.06
La casa embrujada
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