No sé porque no puedo evitar comparar la masacre de Cromañón con los desaparecidos de la dictadura. Debe ser porque son los dos momentos más tristes de la historia argentina reciente, dos momentos en los que se terminó con una generación de jóvenes por la aberración estatal y la inconciencia de la sociedad. Sobre todo por los muertos, por la injusticia, y por la posterior cadena de ceguera y encubrimiento.
En el caso de Cromañón, la única forma de hacer algo por las 194 víctimas es llegando a la verdad, investigando sin simplificaciones para que TODOS los responsables asuman sus culpas. Ibarra, los inspectores, bomberos, policías, Aníbal Fernández (del que nadie dice nada), Chabán, y Callejeros, que tiene la parte de responsabilidad más resistida, por el fanatismo de sus seguidores.
Mañana se cumple un año, y en las marchas siguen estando casi solamente los familiares, amigos y sobrevivientes. A la gente no le importa nada si no le llega directamente. Llenaban la plaza con Blumberg porque tenían miedo de que la inseguridad los toque, pero los muertos de Cromañón parecerían estar lejos de su vida diaria, y es una falaz hipocresía.
El dolor es sobre todo por las 194 muertes, pero también por el post Cromañón de la indignidad, las culpas ajenas, la complicidad, el encubrimiento, y la indiferencia.
29.12.05
A un año
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario