8.5.10

¿Chau Puán?

Faltan seis páginas, algunos conceptos más sobre el cruce de los límites de lo real en Silvina Ocampo y Clarice Lispector, un mail, una entrega, una nota y termina un ciclo que empezó hace casi 14 años. Catorce años de materias abandonadas por la mitad, de finales a los que nunca me presenté, de clases magistrales, de cátedras mediocres, de lucha política, de pensamiento crítico y de grandes amigos. A pesar de tanta burocracia y de los obstáculos, la experiencia de la UBA es determinante y enriquecedora como ninguna otra cosa. Nadie es igual después de haber pasado por la UBA, desde lo intelectual hasta lo humano. No sé si tengo otra cosa por la que sentirme tan orgullosa, porque mil veces quise irme y no volver más, mil veces pensé que no iba a poder remontar el aplazo en griego I, pensé que no iba a poder enfrentar otro final oral rodeada de eminencias, pero siempre hubo algo más fuerte que me hacia volver e intentarlo otra vez. “Si estudian letras es porque están en contra de algo”, dijo Jorge Panesi en una de las primeras clases de Teoría y Análisis Literario y creo que ese día supe que estaba en el lugar correcto. Y así fueron pasando los profesores. Algunos olvidables, a los que ni vale la pena nombrar, y otros inolvidables: Beatriz Sarlo, Roberto Ferro, Martín Kohan, Daniel Link, David Viñas, Gonzalo Aguilar, Nicolás Rosa, Marcela Crocce, Martín Ciordia y Silvia Delfino. A pesar de tantas dificultades y de tantas cosas que no comparto, seguramente si empezara otra vez volvería a elegir estudiar letras, porque amo leer libros y me encanta escribir, tal vez como ninguna otra cosa en la vida.
Todavía no sé para qué me servirá el título, espero que para algo más que estar colgado en la pared.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Silvi, hablabas de mi? JAJAJAJA. Avisame que voy con huevos, algo que seguro disfrutarás mucho. Falta re poco. Beso grande!
Majo

Clari dijo...

Te admiro, y qué lindo lo que decís. Sólo (y todo) eso.
Un beso
C.