6.5.10

En Cienfuegos, como en casa

Raquel, su esposo y su pequeña hija de 9 años fueron algunas de las personas más entrañables que conocí en Cuba. No sólo que conocí, sino con las que conviví durante los cuatro días que estuve en Cienfuegos, el lugar con la gente más cálida. Vivir en casas de familia como se vive en Cuba es una modalidad de hospedaje única en el mundo, como tantas otras cosas únicas que pasan en la isla. Raquel me abrió las puertas de su casa y me trató como si me conociera de toda la vida desde que llegué. Ella y Osmany me contaron durante horas cómo es vivir en Cuba, apasionados, informados, graciosos, simpáticos, una típica familia cubana orgullosa de su revolución pero con un profundo pensamiento crítico.

Los cubanos no son sumisos ni disciplinados, son gente pensante, politizada y hondamente generosa y solidaria. Más allá de los errores que se cometieron en estos 50 años de socialismo, creo que la Revolución valió la pena tan sólo por haber podido mantener un pueblo tan unido y tan humano. Con un sentido del humor un tanto ingenuo y una enorme dedicación al trabajo, esta hermosa familia estaba para mí simbolizando a todo este pueblo increíble.

Porque la patria no es un grupo de gobernantes ni un pedazo de tierra, es la gente que vive en ella todos los días, que la construye con su forma de ser y deja su legado. Cuando me fui de Cienfuegos, me fui convencida de que vaya a donde vaya y pase lo que pase siempre voy a amar al pueblo cubano.

No hay comentarios.: