29.1.10

Levantando el Cemento

Cemento, el mítico reducto del rock del barrio de San Telmo, está siendo destruido por el gobierno de la Ciudad para usarlo como galpón del Ministerio de Educación. Lo cuentan en una muy interesante nota de Pagina 12. No me da pena, Cemento era un lugar inmundo, una especie de embudo humano, donde las bandas sonaban horrible, las instalaciones se caían a pedazos y no había la menor medida de seguridad. Estaba destinado a ser el escenario de una tragedia, pero por algún error del destino sucedió en el otro boliche de Omar Chabán, República Cromañón. De todas formas, lo que pasó en un local marcó el futuro del otro. Lo que sí me da es una profunda nostalgia, de tantos momentos vividos con personas que amé, de tanta música irrepetible, de comienzos y finales, de miradas encubridoras, de noches que ya nunca van a volver.
Si tengo que elegir un momento musical de todos los que viví en Cemento, sin duda el más inolvidable fue aquel de algún día de junio de 1992 viendo a Divididos. Habían tocado apenas un tema, y de repente las luces se apagaron y el sonido se interrumpió. Tras un momento de incertidumbre, Ricardo Mollo y Diego Arnedo prendieron algunas velas, agarraron una guitarra acústica y se pusieron a tocar y cantar como si estuvieran en el living de su casa, en una reunión de amigos. Siguieron así durante más de media hora, hasta que las luces volvieron a prenderse y el recital siguió como si nada.

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