23.3.10

Cuba socialista

Arminda vive hace 45 años frente a la Plaza Mella en La Habana. Durante todo ese tiempo no dejó de creer. A pesar de las dificultades, de los malos tiempos que vinieron tras el fin del campo socialista en Europa, de casi no poder salir de su cuadra. Ella sigue creyendo y como todos los años se acerca a la asamblea municipal del poder popular para elegir al delegado que se encargará de resolver los problemas de los vecinos de la zona. Participación directa, casi una utopía hecha realidad. Cuba es la tierra donde es posible lo imposible.

Arminda saluda a todos los que se acercaron, son como de su familia, los conoce desde hace 45 años. Todos cantan el himno, y luego proponen a la persona que creen más capaz para desarrollar el cargo. El delegado anterior era un hombre mayor, pero Arminda dice que es necesario dejar el lugar a las nuevas generaciones entonces votan por unanimidad a una “joven revolucionaria”. Cuba debe ser el único país del mundo donde la gente sigue siendo revolucionaria. Dejar lugar a las nuevas generaciones, a un nuevo socialismo, es el reclamo, casi como un grito, que se escucha en todas las calles y en todas las casas cubanas.

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