El Palacio de las Flores de Andrés Calamaro no es un disco tan comercial como podría esperarse después de las mega ventas de los discos tributos, en vivo y de tango.
Es un álbum para escuchar y descubrir. Las canciones no tienen estructuras formales, salvo “Corazón en Venta”. El Palacio de las Flores es un disco compartido con Lito Nebbia y donde más se nota su presencia ya no nos interesa, ya no me dan ganas. Importan las canciones donde se nota más la identidad de la firma. Hay mucha argentinidad, reflexión, necesidad de decir después del silencio. Tal vez falte un poco de rock, se lo nota un tanto contenido desde lo musical, pero hasta el track 9 cada canción (con excepción de "El compositor no se detiene) tiene un interés particular, una frase que queda flotando, como “Dicen de mí que nunca vuelvo y siempre me estoy yendo a ningún lugar”, “Tremenda riqueza poder elegir”. Y sobre todo “Cuidado con el yacaré cuando te acerques al río”.
Hay mucha autoreferencia, hasta melódica en el “Tilín del corazón” que empieza igual que “El Salmón”. Hay mucho Calamaro en algunos temas, por fin, el verdadero regreso.
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