Hoy quise entrevistar a José Pablo Feinman para un informe sobre libertad de prensa. El filosofo me atendió por teléfono, se disculpó y me dijo que no quiere hablar del tema. Que “está todo muy podrido” y no cree en los periodistas “porque hacen lo que quieren con lo que uno dice, lo cortan, lo comentan”. Al insistir un poco me dijo que dentro suyo sentía que no quería, que para eso tiene sus columnas en el diario Página/ 12.
Me pareció una verdadera lástima, porque a pesar de que uno pueda no coincidir con lo que escribe en el diario, es una persona culta, con buenas ideas, que sabe expresarse y creíble, no como otros que hablan ahora bien del Gobierno por conveniencias económicas.
Y corté preguntándome por qué no quiso hablar. Supongo que sus ideas oficialistas no son muy bien vistas por algunos colegas, ya fue criticado por estar cerca de los Kirchner y negar que el Gobierno aprieta periodistas. Pero si de verdad lo piensa y cree que está en lo cierto, por qué callarlo o esconderse detrás de las palabras escritas.
¿O será que habla sólo para medios grandes?
1.6.06
¿Por qué no hablar de ciertas cosas?
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