A la Argentina, que sabe desapariciones, que sabe de Madres y Abuelas, que sabe de luchas, de persecución y muerte, debería interesarle Honduras. Eso piensa el tipo, que nació en los '70, cuando los golpes de estado era tan comunes en América Latina que había uno por año.Cuando el tipo nació, en 1972, Alejandro Lanusse gobernaba en Argentina y aunque pronto iba a haber elecciones, él creció en la dictadura más cruenta, la de los 30.000 desaparecidos, la de la guerra de Malvinas. Por eso, tal vez, le interesa Honduras.Le interesa Honduras y no puede más que pensar lo que pasaba en aquellos años de su infancia, signados por el Plan Cóndor, de cooperación entre gobiernos de facto para perseguir, secuestrar, torturar y desaparecer a sus opositores; con dictaduras en Brasil, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Chile, Ecuador, Perú, Nicaragua, El Salvador, Haití, Guatemala y Granada.El tipo se acuerda de la alegría del '83, de Alfonsín, los horrores descubiertos durante los juicios a las juntas y el miedo que reinstalaron los carapintadas desde la Semana Santa del '87. Se acuerda, y le interesa Honduras. Y piensa que no son de estos tiempos los golpes de estado, porque si hace falta cambios en los gobiernos se vota. Y si no se aguanta más se sale a la calle, como en 1997 en Ecuador, en 1999 en Paraguay, y otra vez en Ecuador en el 2000. O en el 2001 en Argentina, en Bolivia en el 2003 o en Ecuador una vez más en 2005.Dicen los diarios que hay desaparecidos en Honduras, que se secuestra a los opositores en Honduras, que varios dirigentes opositores murieron asesinados en las calles de Honduras.Desde que se liberaron de España, los países de hispanoamérica sufrieron una dictadura tras otra. ¿Y para qué sirvieron?, se pregunta el tipo.
Nota: Esto lo escribió mi colega Miguel Graziano, y por supuesto adhiero y sumo mi preocupación por ciertos personajes que ganan elecciones, quieren gobernar la provincia y justifican el golpe en Honduras:
20.7.09
Honduras
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