Los españoles deben tener los mejores poemas sobre la muerte.
No debe haber nada más trágico, nada más impenetrable y misterioso.
Jean Paul Sartre y Martin Heidegger entendían la existencia como ser para la muerte, la nada es la última posibilidad, Emmanuel Levinas creía que estamos definidos por la muerte del otro, un humanismo ardiente y descarnado. Para Sigmund Freud es el eterno retorno, la vuelta a lo inorgánico, para Gilles Deleuze es una presencia.
Para los grandes escritores, como Miguel de Unamuno, el arte es la forma de continuar siendo, él decía que escribía para enfrentar la muerte. Y esa, creo, es la única manera de trascender.
Pero cuando cierran el cajón, lo meten en un nicho y lo tapan con una lápida para siempre, la filosofía y el pensamiento humano es insignificante ante la magnitud de la soledad que deja la muerte, como decía Bécquer en su más clásica poesía:
Cerraron sus ojos
Que aún tenía abiertos;
Taparon su cara
Con un blanco lienzo;
Y unos sollozando,
Otros en silencio,
De la triste alcoba
Todos se salieron.
Despertaba el día
Y a su albor primero,
Con sus mil ruidos
Despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
De vida y misterios,
De luz y tinieblas,
Yo pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
Se quedan los muertos!
8.7.08
Morir
Etiquetas:
literatura
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2 comentarios:
¿Vos te acordás de tu vida antes de nacer?
No.
¿Vos te acordás del momento en el que naciste? ¿Te acordás del momento en el que empezaste a vivir?
No me acuerdo, ¿será que la transición del olvido a la consciencia es algo paulatino?
¿No será que cuando mueras va a ser igual?
Todo el mundo se acuerda de su primer recuerdo.
Si no, no sería el primer recuerdo.
¿Será que un rato antes de morir se empieza a perder la conciencia?
Es probable, pero mucha gente siente un minuto o una hora antes que va a dejar este mundo, y de algún modo se despide. Por eso la muerte es tan triste, nacer es algo alegre.
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