29.11.07

Barcelona

Por cosas como esta se la considera la mejor revista actual de opinión política.


16.11.07

El disco del mes

Manu Chao está de vuelta con su quinto disco solista “La Radiolina”. El álbum es directo, posmoderno y como siempre cosmopolita, como un ciudadano del mundo que se compromete con la realidad de una punta a la otra de un universo injusto. Ahí está la crítica social, el inconformismo y la mezcla de estilos que lo trae un poco más rockero, pero sin olvidar el flamenco, el ska y esa diversidad de géneros y de idiomas que lo convirtió en un músico con una identidad propia. Los mejores temas: “Mundoreves”, “Otro Mundo”, “Politik Kills” y “Me llaman calle”.

10.11.07

¿Y la cultura para qué sirve?

Ya podemos empezar a olvidarnos de la cultura en Buenos Aires, seguramente es lo que quería la mayoría de los porteños que votó a Macri. El PRO no tiene la menor idea de lo que es hacer gestión cultural, y lo demostró nombrando ministros que lo único que habían hecho en su vida relacionado con la cultura es auto publicarse libros de marketing. Ahora nombró a Hernán Lombardi, que no es uno de sus amiguitos, que viene del grupo sushi y que alguna idea de cultura puede que tenga, pero antes es un empresario, o sea: Macri puso a un empresario a manejar la cultura y con ese criterio ya anunció que cerrará el canal de la Ciudad porque no da ganancias, cuando el fin de la cultura justamente no es dar ganancias. La cultura no es sólo hacer un festival de cine, o abrir los museos a la noche (aunque también sea todo eso que hay que mantener y mejorar) lo que creo que debe hacer el Estado es llevarle la cultura a la gente, hacer que la gente con menos o más recursos se interese por temas que tal vez desconoce y pueden hacer su vida mejor, más plena y completa. Pero desde el macrismo están demostrando que no le van a llevar la cultura a la gente, si no que se la van a ir sacando a los pocos que tenían acceso.

5.11.07

Björk en el Gran Rex

La cantante islandesa tocó por segunda vez en Buenos Aires, y esta vez estuve ahí.
La melancolía angelical de su música comenzó a irradiar el teatro con un tono suave y sutil. Pero con el paso de los temas, el ambiente se volvió muy festivo hasta terminar con un clima de discoteca electrónica, a pura euforia, con lásers y papel picado incluido.
Bjork apareció en el escenario rodeada de una orquesta de vientos, con sus integrantes que parecían salidos de un carnaval medieval, y ella en el medio, lucía como una mezcla de cisne, duende y bailarina. Era como una nena jugando su juego preferido: bailando descalza y cantando con una voz fuerte y romántica.


"Earth intruders", "Oceania", "Joga", "Declare independence", "Hunter" fueron algunos de los temas que cantó acompañada por sus cuatro músicos programadores.
Lástima que duró apenas una hora 20.