Te extraño un poco Buenos Aires

A pesar de que me paso casi todo el día en la ciudad, de casa al centro, del centro al abasto y del abasto a casa, extraño algunas calles, barrios, fachadas, ruidos de Buenos Aires que ya no frecuento tanto.
Extraño el viaje en auto desde Belgrano al microcentro, recorriendo la Avenida Libertador hacia el bajo, a la tarde antes de que la turba cansada salga en masa de su trabajo, el sol cayendo sobre el asfalto con el tren detrás.
Extraño caminar bajo los árboles de la calle Zapiola, cruzar la barrera de La Pampa y perderme por Elcano. Andar por la lenta metamorfosis de Villa Crespo y por la Plaza San Martín al anochecer, cuando los transeúntes van cambiando el aspecto y los turistas desaparecen de la noche. Recorrer las calles laberínticas de Palermo, por las que siempre se llega al mismo lugar.
Ahora descubro Triunvirato, a través de las calles circulares de Parque Chas hasta llegar a Monroe. La calle Goyena o el pasaje parisino Ferrari ya los empiezo a extrañar, porque después de diez años ya no iré por Puán.
Falta un poco, pero voy a volver.