Pantalones y talles

¿En qué habrá quedado la famosa ley de talles? La norma salió, pero por supuesto no se cumple. Si una tiene un poco más de 60 de cintura y 90 de cadera salir a comprarse un jean es un calvario. Hay marcas, por ejemplo Ona Saez que tiene como talle máximo el 27. Después de eso, nada, no existe. Otras como Paula Cahen D’anvers tienen todos los talles iguales. Una pide 28, 29, 30 y 31 y son exactamente iguales, sin diferencia aparente. Los pantalones parecen estar diseñados para modelos perfectas, no para la realidad. Además, casi todos los diseños son ajustados, para incentivar eso de que la mujer es puro objeto de consumo sexual. Si una quiere un jean que no ajuste las piernas, tiene 10 centímetros de sobra en la cintura. Además, ahora la moda es “chupin”, hay que pelearse con el pantalón para que suba porque de la rodilla para abajo es un tubo diminuto. Y ni hablar de los precios, con lo que vale un jean se puede comer y sobrevivir más de 20 días. Así que por ahora, tendré que arreglarme con mis viejos pantalones de siempre.