Estamos enrejados. Ya no parece haber vuelta atrás. Las rejas se apoderaron de los espacios externos, kilómetros de plazas y parques cercados, cerrados de noche y “abiertos de día” sólo a través de minúsculas puertas que invitan a introducirse en el encierro. Enrejados a cielo abierto, sin escape. Sesenta jardines de la ciudad a los que les robaron el aire puro y la libertad. Vivimos esquivando vallas infranqueables, enjaulados, encerrados adentro y encerrados afuera.
16.5.09
Liberen las plazas
Etiquetas:
Buenos Aires
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